

Por una no tan modica suma, uno puede alquilar unas canoas (con remero incluido!!) y visitar todos los recovecos de la zona. Claro que los adeptos a la virgen del codo, (como yo!) pagamos el paseo en un barco a motor de un piston que hace una recorrida menos romantica (mas rapida) y con sombra (muy importante si uno quiere evitar derretirse al rayo del sol tropical!).
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